Psicólogos alertan sobre los riesgos de la competitividad en el fútbol infantil

30.01.2018

Puede decirse que el fútbol infantil ha existido siempre. Todos los grandes futbolistas de la historia comenzaron de niños. Es por ello que forma parte del desarrollo de los pequeños, su educación y crianza. Sin embargo, los psicólogos comienzan a ver con preocupación que el nivel de competitividad ha ido aumentando en años recientes.


Los propios padres volvemos más competitivos a los niños, pues les exigimos que den demasiado para su edad. Aun cuando el pequeño tenga verdadero talento para este deporte, este no deja de ser un niño, y como tal hay que tratarlo. Además, compiten con otros niños, en igualdad de condiciones y nivel madurez.

Desde el punto de vista de los expertos, somos los padres los responsable de que la competitividad insana haya aumentado. En los campos de fútbol infantil, los representantes de los jugadores se enfrentan tanto o más que los competidores. Como consecuencia del enfrentamiento de los adultos a los niños se les exige más.

"Mi hijo merece mucho más este puesto" "tu hijo no ha dejado maniobrar correctamente al mío" o "Tengo más oportunidad que tú de llegar a primera división". Este tipo de aseveraciones son comunes, pero inaceptables cuando hablamos de pequeños de menos de 12 años.

Insultos, injusticia y enfrentamiento en el futbol infantil

En una competición sana, particularmente durante un encuentro deportivo, no hay cabida para malos comportamientos. Cuando la actividad es netamente recreativa, la diversión debería ser la garantía; pero no está vetada durante la competencia. No obstante, cuentan los árbitros de diversas categorías infantiles en Madrid, que forma parte de su preparación la capacitación para recibir insultos.

El árbitro de fútbol infantil Marco González, madrileño de 20 años, afirma que no lo creyó cuando se lo indicaron.

"Me advirtieron de que tenía que estar preparado, pero en los primeros meses te toca arbitrar a niños de 6, 7 u 8 años. Y ahí, pensaba yo, no me van a insultar".

-Marco González-

Comenta Marcos que la preparación en esta categoría es muy básica, los niños apenas corren detrás de la pelota. No obstante, los padres de los pequeños ven otra cosa.

Los insultos no vienen de parte de los niños, quienes solo se divierten. Son los padres quienes provocan el caos. Por alguna razón los progenitores creen que se está jugando el futuro de sus hijos durante estos entrenamientos. No solo insultan a los árbitros, también a otros padres y de vez en cuando a los niños. Amenazas, quejas y descontento están a la orden del día en estos encuentros.

"Lo más normal es que haya insultos, discusiones, amenazas, insultos al árbitro... Yo es algo que no puedo comprender. Creo que hay mucho padre frustrado"

Paco Paz

El presidente del club Unión 2000 de Parla, Paco Paz, no pudo haberlo dicho mejor "Hay mucho padre frustrado". Toda esa frustración que ponen de manifiesto en los alborotos que arman en los partidos, se la trasmiten a los pequeños. A los niños les perjudica que los adultos, como entradores, árbitros y padres se enfrenten por una competencia que quizá no les interesa.

Proyectar problemas de adultos en los niños

Aunque el fútbol forme parte de la vida de muchas personas, quizá los niños no entienden algunos detalles. Cómo explicarle a un pequeño que debe pasar la pelota a su compañero porque este tiene más oportunidad de ser el líder en goles. Es inaceptable que a un pequeño de seis años se le cuenten los goles, los minutos jugados y otros datos que los dirigen a conseguir un objetivo personal.

Se supone que el deporte en estas edades tiene más beneficios que jugarse "el pichichi" (termino atribuido al mejor goleador del campeonato). Los pequeños deben divertirse, aprender a jugar en equipo, socializar y optimizar su desarrollo físico. No deberían competir por objetivos personales más importante para los adultos que para ellos mismos.

No todos los niños que compiten en estas categorías llegan a ser grandes estrellas, solo juegan para ser más sanos y felices. Ellos quizá no desean tomar el futbol como profesión, pero los padres frustrados pueden presionar demasiado. La competitividad insana ha llevado a los padres a sumar puntos en categorías de niños entre 4 y 5 años, donde se juega sin estadísticas.

Este tipo de conductas derivan en que los niños pierdan los valores, la empatía y el respeto por otros niños y adultos. Cuando los niños observan que sus padres no respetan al árbitro o agreden a otros padres, reciben un ejemplo poco adecuado. Evitemos trasmitir preocupaciones, tensiones y malas costumbres de adultos a los niños. El deporte tiene muchos beneficios que no se miden en números, seamos responsables con la crianza.

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